Los agentes tensioactivos, también llamados surfactantes, poseen una estructura molecular característica que consiste en la presencia en la misma molécula de una parte hidrofílica y de una parte hidrofóbica, por lo que se absorben en las interfases haciendo disminuir la tensión superficial. En función de la naturaleza iónica de esta parte de la molécula, los tensioactivos se pueden clasificar en: tensioactivos aniónicos (carga negativa), tensioactivos catiónicos (carga positiva), tensioactivos no iónicos (sin carga) y tensioactivos anfóteros (neutros). Los tensioactivos actúan como emulsionantes, agentes limpiadores (detergentes), espumantes, humectantes, solubilizantes y dispersantes.