El ácido láctico es uno de los alfa-hidroxiácidos (AHA) más utilizados en cosmética por sus propiedades exfoliantes, hidratantes y reguladoras del pH. Presente de forma natural en frutas y en procesos de fermentación, se ha convertido en un ingrediente clave tanto en tratamientos de laboratorio como en fórmulas de uso diario.

¿Qué es el ácido láctico y por qué es importante en cosmética?

El ácido láctico pertenece al grupo de los AHA (alfa-hidroxiácidos), conocidos por su capacidad de eliminar células muertas y mejorar la textura de la piel. Su particularidad frente a otros AHA, como el ácido glicólico o el mandélico, es que combina exfoliación suave con propiedades hidratantes, lo que lo hace ideal para pieles sensibles.

Beneficios del ácido láctico en formulaciones cosméticas

Exfoliación química suave

Favorece la renovación celular, aportando luminosidad y mejorando la uniformidad de la piel.

Hidratación y refuerzo de la barrera cutánea

El ácido láctico es humectante, lo que significa que atrae agua hacia la piel, ayudando a mantenerla más flexible.

Regulación del pH en cosméticos

Además de ser un activo, se utiliza como ajustador de pH, clave en fórmulas que requieren estabilidad y compatibilidad con la piel.

Booster en conservación

El ácido láctico también actúa como booster en conservación, mejorando la eficacia de los sistemas conservantes gracias a su capacidad de modular el pH.

Potenciador de la eficacia de otros activos

Favorece la penetración de ingredientes como péptidos, vitaminas o antioxidantes.

Comparativa con otros AHA

  • Ácido glicólico → más potente, pero menos tolerado.
  • Ácido mandélico → suave, recomendado para pieles muy sensibles o tratamientos despigmentantes.
  • Ácido láctico → equilibrio perfecto entre eficacia e hidratación.

Concentraciones y normativa en la Unión Europea

  • Uso habitual en cosmética leave-on (cremas, sérums): hasta un 10% en condiciones de seguridad.
  • En productos rinse-off (limpiadores, geles, exfoliantes): concentraciones más altas con menor riesgo de irritación.
  • Regulación europea (Regulation (EC) No. 1223/2009) → establece concentraciones máximas y requisitos de etiquetado, especialmente en productos de peeling profesional.
  • En el mercado, el ácido láctico se encuentra disponible en diferentes concentraciones de pureza (50%, 80% o 90%), lo que permite ajustar el perfil de uso según la aplicación cosmética y el tipo de formulación.

Aplicaciones más comunes en cosmética

  • Cremas faciales para piel seca o con falta de luminosidad.
  • Sérums exfoliantes para mejorar la textura cutánea.
  • Limpiadores faciales que combinan limpieza con renovación celular.
  • Productos capilares para equilibrio del cuero cabelludo.

Derivados del ácido láctico

Más allá del ácido láctico puro, también existen derivados que amplían sus aplicaciones en cosmética:
  • Sodium Lactate (lactato de sodio): humectante eficaz y regulador del pH.
  • Potassium Lactate (lactato de potasio): agente acondicionador con propiedades hidratantes.
  • Zinc Lactate (lactato de zinc): contribuye a la regulación sebácea y aporta propiedades purificantes.
  • Calcium Lactate (lactato de calcio): fortificante, útil en fórmulas que buscan mejorar la función barrera.
  • Ethyl Lactate (lactato etílico): solvente biodegradable de uso cosmético con buena compatibilidad.

Seguridad y precauciones de uso

El ácido láctico, como todo AHA, puede aumentar la sensibilidad al sol. Por ello, se recomienda:
  • Uso nocturno en productos concentrados.
  • Acompañar siempre con protección solar durante el día.
  • Evitar combinaciones agresivas con otros ácidos o retinoides sin supervisión profesional.

Tendencias actuales en el uso del ácido láctico

  • Formulaciones con biofermentos → origen más sostenible y natural.
  • Combinaciones sinérgicas con ácido hialurónico o niacinamida.
  • Creciente interés en cosmética vegana y cruelty-free con ácido láctico de fermentación vegetal.

Conclusión

El ácido láctico es un ingrediente versátil que aporta exfoliación suave, hidratación y regulación del pH en cosmética. Su combinación de eficacia y tolerancia lo convierte en un activo imprescindible en formulaciones modernas, tanto para el cuidado de la piel como para aplicaciones capilares.